Resumen Breve
Este video relata la participación de la aviación argentina en la Guerra de las Malvinas de 1982. A pesar de la inferioridad tecnológica, los pilotos argentinos demostraron valentía y profesionalismo, sorprendiendo al mundo con tácticas innovadoras. El conflicto dejó un saldo de pérdidas humanas y materiales, pero también resaltó el coraje y la determinación de los aviadores argentinos en la defensa de su patria.
- La aviación argentina se enfrentó a una fuerza británica tecnológicamente superior.
- Los pilotos argentinos desarrollaron tácticas innovadoras para compensar la desventaja tecnológica.
- El conflicto resultó en pérdidas significativas para ambos bandos, pero resaltó el valor y profesionalismo de los aviadores argentinos.
Introducción: La Guerra de las Malvinas desde el Aire
En 1982, las Islas Malvinas fueron el escenario de una guerra entre Argentina y el Reino Unido, un conflicto bélico inesperado. La batalla aérea fue un componente crucial, donde las audaces maniobras de la aviación argentina y sus innovadores métodos de ataque sorprendieron al mundo, llevando a cambios en los protocolos de defensa naval.
El Contexto Histórico y la Decisión Argentina
Durante 150 años, Argentina reclamó las Malvinas por medios pacíficos y diplomáticos. Sin embargo, en 1982, el país decidió recuperarlas por la fuerza. En respuesta, Inglaterra envió una gran flota, la más grande desde la Segunda Guerra Mundial. La Royal Navy, con su moderna aviación, se enfrentaría a la aviación argentina, marcando el inicio de uno de los enfrentamientos aéreos más espectaculares de la era moderna.
Las Fuerzas Aéreas en Conflicto: Preparación y Desafíos
Los Harrier y Harrier GR3 británicos llegaron a la zona de conflicto con el objetivo de dominar el espacio aéreo. Su principal ventaja era la capacidad de despegue vertical y la experiencia de sus pilotos en combate aire-aire, además de estar armados con misiles Sidewinder AIM-9L. Argentina se preparó para enfrentar a las fuerzas británicas con aviones adquiridos en los últimos 40 años. A pesar de la desventaja tecnológica, los pilotos argentinos confiaban en su capacidad.
El Arsenal Aéreo Argentino: Antigüedad y Renovación
La Fuerza Aérea Argentina contaba con máquinas consideradas antiguas para el momento. En 1955, se inició un plan de renovación con la adquisición de bombarderos Canberra, que en ese momento eran de vanguardia. Sin embargo, surgió una polémica en Inglaterra sobre la venta de equipo militar a Argentina, ya que algunos sectores temían que Argentina pudiera intentar ocupar posiciones inglesas en el Atlántico Sur y la Antártida, incluyendo las Islas Malvinas.
Adquisiciones Estratégicas y Preparación de la Fuerza Aérea Argentina
En la década de los 60, la Fuerza Aérea Argentina adquirió el cazabombardero A-4 Skyhawk de fabricación estadounidense. Además, contaba con el avión de combate de fabricación nacional IA-58 Pucará, cazas Mirage III y aviones Dagger de origen israelí. La Aviación Naval Argentina también adquirió Skyhawk A-4Q, destinados a la tercera escuadrilla de caza y ataque, que había desarrollado tácticas para atacar naves en mar abierto.
Desafíos y Limitaciones de la Aviación Naval Argentina
A finales de 1981, los Skyhawk de la Armada Argentina estaban llegando al límite de su vida útil, con varios aviones fisurados y con problemas en los cohetes y selectores de asiento. A principios de 1982, solo tres aviones estaban en servicio, gracias a la ayuda de la Fuerza Aérea. Además, los cañones de 20 milímetros no habían sido reemplazados por los de 30 milímetros, a pesar de las solicitudes.
Nuevas Tecnologías y la Operación Rosario
La Armada Argentina adquirió el cazabombardero Super Étendard, capaz de lanzar el misil AM-39 Exocet. La segunda escuadrilla de ataque naval, equipada con estos aviones, era una unidad de élite, pero estaba en proceso de aprendizaje sobre el uso de esta nueva arma. También contaban con aviones IA-326 Xavante e IA-339, capaces de operar en terrenos desfavorables. La Operación Rosario, para recuperar el control de las Malvinas, se llevó a cabo el 2 de abril de 1982.
Reacción Argentina y Despliegue Británico
El 2 de abril de 1982, los militares argentinos se enteraron de la recuperación de las Islas Malvinas, generando incertidumbre y sorpresa. La Fuerza Aérea Argentina, que se encontraba en prácticas en Río Gallegos, se preparó para lo peor. Tras el fracaso de las negociaciones, el gobierno de Margaret Thatcher envió una flota al Atlántico Sur, compuesta por portaaviones, destructores, fragatas, submarinos y buques de asalto.
Estrategias Argentinas para Neutralizar Objetivos Navales
Los pilotos argentinos recibieron un entrenamiento intensivo para neutralizar objetivos navales sin ser derribados. La operación requería evadir los sistemas de detección y defensa de los buques para lanzar las bombas con precisión. Se buscó equilibrar la inferioridad tecnológica con la capacidad humana, desarrollando tácticas de vuelo a baja altura para evitar la detección por radar.
Tácticas de Vuelo Rasante y Armamento Argentino
Los aviones debían volar a escasos metros del suelo, a velocidades de hasta 1000 km/h, con comunicaciones mínimas para evitar ser detectados. El adiestramiento de vuelo rasante era arriesgado, ya que los A-4B y A-4C no contaban con radioaltímetro. El armamento utilizado por la Fuerza Aérea incluía bombas antiguas de origen británico, como la bomba de demolición de 1000 libras.
Carrera Contra el Tiempo: Preparación y Desafíos Técnicos
Mientras la flota británica se acercaba, la Armada Argentina intentaba poner en servicio sus Skyhawk y los técnicos buscaban hacer funcionar los misiles Exocet. Esta tecnología solo había sido probada por los fabricantes. Se logró establecer la comunicación entre el Super Étendard y el misil AM-39, superando desafíos técnicos y matemáticos.
Inicio de las Hostilidades y la Batalla Aérea
El 25 de abril, la flota británica llegó a la zona y bombardeó las Islas Georgias del Sur. El 1 de mayo, comenzaron los enfrentamientos en las Malvinas y la batalla aérea. Bombarderos Vulcan británicos intentaron inutilizar la pista de Puerto Argentino, y las secciones interceptoras argentinas se prepararon para entrar en acción.
Primeros Contactos y la Primera Baja Argentina
Daggers de la base de Río Grande hicieron contacto con aviones Harrier británicos. El radar Malvinas, con un alcance de 300 km, se convirtió en los ojos de los pilotos argentinos. El primer teniente Ardiles, en un Dagger armado con misiles Shafrir, fue derribado por un Harrier británico, sufriendo la primera baja argentina.
Ataque a Buques Británicos y el Bautismo de Fuego
Tres Daggers de la base aérea de San Julián atacaron buques británicos que bombardeaban Puerto Argentino. El capitán De Negro lanzó bombas sobre un destructor, y los Daggers iniciaron el escape, facilitado por la interposición de dos Daggers armados con misiles. El 1 de mayo marcó el inicio de las hostilidades y el bautismo de fuego para la Fuerza Aérea Argentina.
Ataques a la Pista de Puerto Argentino y Primeras Bajas
Los británicos centraron sus operaciones en la isla Ascensión y los portaaviones Hermes e Invencible, con el objetivo de inutilizar la pista de Puerto Argentino. La primera baja en la pista fue el 1 de mayo, cuando un Harrier bombardeó el Pucará del teniente Jukic, alcanzando al piloto y al personal. Los arribos a Puerto Argentino se volvieron muy arriesgados.
Hundimiento del Crucero General Belgrano y el Recrudecimiento de la Guerra Aérea
El 2 de mayo, el submarino nuclear británico Conqueror hundió el crucero ARA General Belgrano, causando la muerte de 323 marinos argentinos. La guerra se intensificó, con la Fuerza Aérea Argentina buscando diezmar la flota británica y defender las islas. La Aviación Naval Argentina planeaba usar el misil Exocet, que los servicios de inteligencia británicos creían fuera de servicio.
El Exocet en Acción: Hundimiento del HMS Sheffield
El 4 de mayo, la Aviación Naval Argentina puso a prueba el sistema de armas Exocet. Dos Super Étendard y un avión explorador Neptune lanzaron misiles contra el HMS Sheffield, logrando hundir el primer buque británico. La Aviación Naval Argentina se convirtió en pionera en el uso de esta tecnología.
Desgaste y Preparativos para el Desembarco Británico
Tras días de bombardeos, los ingleses lograron interrumpir las rutas de contacto entre los puestos argentinos y la base. Los pilotos argentinos patrullaban el aire en busca del lugar exacto para el desembarco inglés. El material y el personal se iban degradando, y el cerco se estrechaba cada vez más.
El Desembarco en San Carlos y la Reacción Argentina
El 21 de mayo, comenzó la última etapa de la guerra con el desembarco en la bahía de San Carlos. El teniente primero Carlos Daniel Esteban visualizó uno de los barcos y dio aviso. Un IA-339 de la Aviación Naval realizó un vuelo de reconocimiento, descubriendo una flota de buques ingleses.
Ataques Aéreos en San Carlos: Valiente Resistencia Argentina
Tras el informe de la situación, las unidades aéreas argentinas se prepararon para atacar los objetivos navales en la zona de desembarco. Una formación de seis Dagger atacó el buque Antrim, dejándolo fuera de combate. También se averió la fragata Broadsword. Skyhawk navales atacaron blancos en el estrecho de San Carlos, intentando dominar el espacio aéreo.
Ataques a la Fragata Ardent y Combate Aéreo
Tres Dagger atacaron la fragata Ardent, dañando un helicóptero Lynx y su sistema de defensa. Tres A-4 Pucará navales se aproximaron a la bahía Ruiz Puente, encontrando la fragata Ardent. El teniente Márquez impactó la fragata con una bomba, pero fue atacado por Harriers. El capitán Philip fue derribado, pero logró eyectarse y sobrevivir.
Hundimiento del HMS Ardent y Avance Británico
La fragata Ardent, con daños importantes, se hundió en las aguas del estrecho. Las fuerzas terrestres británicas prepararon el avance a Puerto Argentino. Los ataques aéreos y el clima adverso dificultaban la situación. El 23 de mayo, se desató un nuevo ataque contra la fragata Antelope.
Ataque a la Fragata Antelope y Pérdidas Argentinas
El primer ataque a los buques en San Carlos comenzó con escuadrillas de Skyhawk navales y de la Fuerza Aérea. El primer teniente Luciano Guadagnini atacó la fragata Antelope, pero fue alcanzado y murió en el impacto. La bomba que lanzó quedó alojada en la banda de estribor sin explotar.
Continuación del Ataque y Maniobras Evasivas
El ataque a la Antelope continuó con A-4 navales. Un piloto logró evadir un misil Sea Cat y lanzar sus bombas, pero no pudo identificar los buques debido a que las matrículas habían sido borradas. Zubizarreta, al aterrizar, reventó una cubierta y murió.
Hundimiento del HMS Antelope y Hostigamiento Nocturno
Aunque dañada, la Antelope continuó a flote, pero esa noche, al intentar desarmar una de las bombas, estalló y la nave se hundió. Con los británicos en tierra, la aviación se esforzaba por frustrar sus objetivos. Por las noches, los Canberra arrojaban bombas para hostigar blancos en las áreas fortificadas británicas.
El Mayor Ataque Aéreo Argentino y Despliegue Británico
El 25 de mayo, comenzó el mayor ataque de la aviación argentina. El almirante Woodward desplegó sus unidades para sostener los ataques. Los observadores navales argentinos mantenían actualizada la posición de los buques enemigos. Dos Super Étendard preparaban un segundo ataque con misiles Exocet.
Ataque a Buques Británicos y el Misil Sea Dart
Dos A-4B encontraron una fragata y un destructor. Uno de los A-4B fue impactado por un misil Sea Dart, pero logró lanzar sus bombas. El HMS Coventry se hundió 20 minutos después de ser alcanzado. Al mismo tiempo, dos Super Étendard se preparaban para un nuevo ataque con misiles Exocet.
Segundo Ataque con Exocet y Desesperación en el Campo de Batalla
Los Super Étendard detectaron varios ecos en sus radares y lanzaron sus misiles. Uno de los Exocet impactó en un buque, desatando un incendio que destruyó elementos vitales para la operación anfibia. El buque fue abandonado y se hundió días después. A pesar del daño, la resistencia argentina estaba más doblegada.
Apoyo Aéreo en Darwin y el Derribo de un Pucará
Con bajas temperaturas, las tropas británicas se preparaban para avanzar por tierra. Los soldados argentinos en Darwin resistían con el apoyo de la aviación. El 28 de mayo, se proyectó atacar las posiciones inglesas con aviones IA-58 Pucará. Uno de los Pucará fue derribado, y el piloto logró eyectarse.
El Día Más Negro de la Flota: Ataques en Fitz Roy
El 8 de junio, la Fuerza Aérea Argentina recibió información del movimiento de dos buques de desembarco británicos. Se lanzaron escuadrillas de A-4B y Dagger para atacar objetivos navales. La primera escuadrilla bombardeó el buque de desembarco Sir Galahad y la costa.
Misión Peligrosa y Recuerdos Familiares
El 8 de junio, algunos pilotos fueron seleccionados para volar a Mendoza y visitar a sus familias después de la misión. Los mecánicos se ponían al costado de la pista con banderas argentinas para dar ánimo. Las primeras escuadrillas de A-4B partieron hacia las islas.
Ataque en Bahía Agradable y Combate Aéreo
La sección ingresó a la isla Soledad, sorteando la geografía para evitar ser detectados. Los pilotos sabían que serían recibidos con fuego antiaéreo. Los A-4 sobrepasaron las defensas y se dirigieron a Bahía Agradable. Dos Harrier del escuadrón 800 atacaron a los A-4.
Pérdidas Devastadoras y la Lucha por la Supervivencia
Los Skyhawk iniciaron su ataque hacia el lanchón. El teniente Juan Arrarás impactó la embarcación, pero fue derribado por un misil. Vásquez también fue derribado. El primer teniente Bolsán tampoco logró sobrevivir. El único A-4 sobreviviente, piloteado por el teniente Sánchez, decidió escapar.
Ataque a las Posiciones Terrestres y la Decisión Final
La sección de A-4C atacó al personal que desembarcaba en Bahía Agradable. El teniente Sánchez, sin combustible, decidió arriesgarse en busca del Hércules reabastecedor. La decisión del piloto podría salvarse o caer prisionero.
En Busca del Hércules y el Reabastecimiento en el Aire
El teniente Sánchez decidió arriesgarse en busca del Hércules reabastecedor. La tripulación del Hércules, liderada por el vicecomodoro Cano y el capitán Miralles, se aproximó a las islas y le dio tranquilidad. Sánchez logró acoplarse y recibir combustible.
Regreso a Casa y el Fantasma de la Caída
El brigadier Paredi observó que el indicador del nivel de aceite de su avión comenzaba a fluctuar. Afortunadamente, el indicador se acomodó y pudieron llegar a la base. El teniente Sánchez aterrizó luego de su trágica misión.
Últimos Actos Heroicos y el Fin de la Guerra
Las misiones peligrosas eran los últimos actos heroicos de una guerra que llegaba a su fin. El 14 de junio de 1982, las tropas británicas ingresaron en Puerto Argentino y se firmó la rendición argentina.
El Último Ataque y la Rendición Argentina
El 13 de junio, se planeó un ataque que podría haber cambiado el curso de la batalla final. Dos escuadrillas de A-4B armados con bombas retardadas participaron en la última misión de combate de la Fuerza Aérea Argentina, atacando el comando del estado mayor británico en Monte Dos Hermanas.
Ataque al Corazón del Estado Mayor Británico
Dos A-4B tomaron vuelo rasante, evadiendo a los Harrier. El jefe de escuadrilla observó un soldado inglés y un campamento con helicópteros. Los Skyhawk lograron llegar al corazón del estado mayor británico y lanzar sus bombas.
Combate Aéreo y Decisiones Difíciles
Un misil fue lanzado hacia el avión del jefe de escuadrilla. Los pilotos decidieron salir en forma individual. El numeral 2 comenzó a perder combustible. El jefe de escuadrilla no pudo tomar la decisión sobre la vida de su camarada.
Rescate en el Atlántico y Regreso al Continente
El comandante del Hércules decidió ir hacia el piloto que perdía combustible. El piloto fue reabastecido y regresaron todos al continente. El reabastecimiento fue uno de los secretos mejor guardados de la guerra.
Reflexiones Finales y Legado de la Guerra
El 14 de junio de 1982, las tropas británicas ingresaron en Puerto Argentino y se firmó la rendición argentina. El conflicto dejó a los británicos con su flota desmantelada. La guerra económica la ganó la Fuerza Aérea Argentina. A pesar de las bajas, los aviadores mantuvieron el espíritu de combate. El conflicto de Malvinas marcó la profesionalidad de los pilotos argentinos, quienes sorprendieron al mundo con maniobras y estrategias de combate.