PREDICA SOBRE "Ananias y Zafira" YIYE AVILA

PREDICA SOBRE "Ananias y Zafira" YIYE AVILA

Resumen Breve

El video resume la historia de Ananías y Safira en la iglesia primitiva, destacando la importancia de la honestidad y el temor a Dios. También enfatiza la necesidad de mantener el culto y la adoración a Dios, incluso en tiempos difíciles. Además, aborda la tentación al Espíritu Santo y la importancia de obedecer a Dios antes que a los hombres, ilustrándolo con experiencias personales del orador. Finalmente, anima a los creyentes a buscar el poder del Espíritu Santo y a vivir una vida transformada en Cristo.

  • La historia de Ananías y Safira como advertencia sobre la deshonestidad.
  • La importancia de la adoración continua y la obediencia a Dios.
  • El poder transformador del Espíritu Santo en la vida del creyente.

La Unidad y Santidad en la Iglesia Primitiva

En la iglesia primitiva, los cristianos compartían todo en común, demostrando un amor profundo y una unidad notable. Los creyentes ricos vendían sus propiedades y entregaban el dinero a los apóstoles, quienes lo distribuían según las necesidades. Esta comunidad vivía unida, buscando a Dios y compartiendo su fe con otros. La iglesia crecía y se multiplicaba gracias a la consolación del Espíritu Santo, y se caracterizaba por su santidad, creando un ambiente apostólico extraordinario que debe ser el mismo hoy en día.

El Pecado de Ananías y Safira

Ananías y Safira vendieron una propiedad y acordaron engañar a los apóstoles, reteniendo parte del dinero y presentando solo una porción como el precio total. Pedro confrontó a Ananías, revelando que no había mentido a los hombres, sino a Dios. Ananías cayó muerto inmediatamente, perdiéndose tanto física como espiritualmente, ya que la Biblia dice que los mentirosos heredarán el lago de fuego. Su pecado fue una mentira directa a Dios y a la iglesia, lo que resultó en su muerte y condenación eterna.

Consecuencias y Continuidad del Culto

Después de la muerte de Ananías, los jóvenes de la iglesia se encargaron de su sepultura, y el culto continuó sin interrupción. Tres horas más tarde, Safira llegó y mintió sobre el precio de la propiedad, confirmando el engaño. Pedro la confrontó, anunciando que los mismos jóvenes que enterraron a su marido la enterrarían a ella también. Safira cayó muerta al instante, y el culto siguió adelante, enfatizando que la edificación de los vivos y firmes en el Señor debe continuar.

La Dirección del Espíritu Santo en el Culto

En la iglesia apostólica, los cultos eran dirigidos por el Espíritu Santo, a diferencia de hoy en día, donde muchos cultos están limitados por el reloj. El orador critica la actitud de algunos creyentes que se van antes de que termine el culto, dándole la espalda a Jesucristo. Anima a los creyentes a tener hambre y sed de Dios, pidiendo más de su Espíritu y bendición, preparándose para el día que viene.

La Tentación al Espíritu Santo

Pedro acusó a Ananías y Safira de tentar al Espíritu Santo, lo cual puede tener graves consecuencias. Tentar al Espíritu Santo no se limita a mentir; también incluye exponerse innecesariamente al peligro, confiando en la fe fuera de la voluntad de Dios. El orador menciona ejemplos de personas que conducen a alta velocidad, poniendo en riesgo sus vidas y tentando a Dios.

El Templo del Espíritu Santo y la Templanza

El cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y es importante cuidarlo. Comer en exceso y sin control es tentar a Dios, dañando el cuerpo y perdiendo el gozo. Se debe comer para mantener un cuerpo saludable, no por placer carnal. La templanza, la voluntad poderosa para hacer lo que conviene, es un fruto del Espíritu Santo.

El Temor de Dios y los Milagros

Mentir al pastor es tentar al Espíritu Santo, como hicieron Ananías y Safira. El temor de Dios es el principio de la sabiduría, no es miedo, sino respeto y amor. Contristar al Espíritu Santo, quien guía y consuela, resulta en la pérdida de la bendición. En los días de Ananías y Safira, los apóstoles hacían señales, prodigios y milagros, y la iglesia tenía un gran prestigio, atrayendo a multitudes que se convertían al Señor.

Predicación del Evangelio y Persecución

Los líderes religiosos se llenaron de celo por el auge del Evangelio y encarcelaron a Pedro y Juan. Un ángel los liberó y les ordenó predicar en el templo las palabras de esta vida. El sumo sacerdote reunió al Concilio, pero los alguaciles encontraron la cárcel vacía. Los apóstoles fueron hallados predicando en el templo y llevados de nuevo ante el Concilio, donde Pedro declaró que debían obedecer a Dios antes que a los hombres.

Obediencia a Dios y Experiencias Personales

El orador comparte una experiencia personal en México, donde las autoridades le prohibieron predicar. A pesar de la prohibición, oró a Dios y predicó, confiando en su protección. Enfatiza la importancia de obedecer a Dios antes que a los hombres, aunque con prudencia. Relata también el trágico destino de quienes se opusieron a su ministerio, reafirmando que la predicación del Evangelio es por amor a la humanidad y para evitar la condenación.

El Poder del Espíritu Santo y la Transformación

Pedro, lleno del Espíritu Santo, confrontó al sumo sacerdote, testificando que Jesús es el Salvador y Príncipe. El orador destaca que no basta con andar con Cristo; es necesario que Cristo entre por dentro, transformando la vida. La vieja criatura debe morir para que Cristo viva en nosotros. El Espíritu Santo da poder y templanza para hacer lo debido, y la iglesia debe moverse con ese poder y autoridad.

El Llamado a la Salvación y Testimonios

El orador hace un llamado a aceptar a Cristo, enfatizando que este es el momento de salvación. Comparte testimonios personales de su conversión y la de su familia, incluyendo la transformación de su esposa y su padre. Anima a los oyentes a venir a Cristo para que sus familias también sean salvas, recordando la promesa de que "serás salvo tú y tu casa".

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