Argentina: orígen del Estado-nacional

Argentina: orígen del Estado-nacional

Resumen breve

Este video explora la formación de Argentina como nación, desde su origen como parte del Virreinato del Perú hasta la consolidación del estado nacional a fines del siglo XIX. Se destaca la importancia de la Revolución de Mayo de 1810, la lucha por la independencia de España, las guerras civiles entre unitarios y federales, y la figura de Juan Manuel de Rosas. Finalmente, se menciona la conformación de una nueva sociedad, sistema político y economía capitalista en el siglo XX.

  • La formación de Argentina como nación fue un proceso complejo y conflictivo.
  • La Revolución de Mayo de 1810 marcó el inicio del proceso de independencia.
  • Las guerras civiles entre unitarios y federales fueron un factor clave en la configuración del estado nacional.
  • Juan Manuel de Rosas fue una figura central en la historia de Argentina durante la primera mitad del siglo XIX.

El Virreinato del Río de la Plata

El video comienza describiendo la organización territorial de América del Sur durante la época colonial española. Lo que hoy conocemos como Argentina formaba parte del Virreinato del Perú, dividido en gobernaciones como Tucumán y Buenos Aires. En 1776, la corona española crea el Virreinato del Río de la Plata, que abarcaba los territorios de Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay. La ciudad de Potosí, rica en plata, era el eje de la economía, y Buenos Aires se convirtió en la capital del nuevo virreinato debido a su ubicación estratégica como salida del mineral hacia Europa.

La Revolución de Mayo de 1810

En 1808, el rey de España Fernando VII es capturado por Napoleón Bonaparte, quien coloca a su hermano José en el trono. Las ciudades españolas se rebelan y forman juntas en nombre del rey preso. En 1810, la Junta Central de Sevilla se derrumba ante los ataques franceses, y España queda bajo el dominio de Napoleón. Ante esta situación, algunas ciudades americanas, incluyendo Buenos Aires, deciden formar sus propias juntas para expulsar a las autoridades coloniales. El 25 de mayo de 1810, un grupo revolucionario liderado por la milicia criolla desplaza al virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros, marcando el inicio del proceso de independencia de las colonias españolas en el Cono Sur.

La Guerra por la Independencia

La Revolución de Mayo desencadena una guerra por la independencia, con diferentes regiones del virreinato del Río de la Plata tomando posiciones a favor o en contra de la revolución. Paraguay y Montevideo se oponen, mientras que las zonas rurales de la Banda Oriental apoyan la causa revolucionaria. El ejército de Buenos Aires es derrotado en Paraguay, y Montevideo se rinde en 1814. Una expedición enviada por la Primera Junta obliga a Córdoba a la obediencia y avanza hacia el norte para ocupar el Alto Perú, pero finalmente es derrotada. Durante años, ni revolucionarios ni realistas logran avanzar más allá de Salta. La guerra se convierte en algo cotidiano para los habitantes de la región.

El Plan de San Martín

En 1815, el gobierno revolucionario apoya el plan del General José de San Martín para atacar a los realistas en Chile y avanzar sobre el Perú. Los territorios revolucionarios americanos están convulsionados por luchas y divisiones. En Buenos Aires, los líderes revolucionarios coinciden en dos premisas: ganar la guerra contra los realistas y mantener un sistema de gobierno centralista con sede en la capital. Gervasio Artigas, líder revolucionario de la Banda Oriental, se opone al centralismo porteño y propone un sistema confederal en el que todas las provincias tengan igualdad de condiciones. Artigas es respaldado por Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, la zona de las Misiones, la Banda Oriental y, por un breve periodo, Córdoba.

La Declaración de la Independencia

Para 1815, el territorio revolucionario en América está dividido en dos. El Virreinato del Río de la Plata se mantiene bajo el poder de los revolucionarios, mientras que México, Nueva Granada, Venezuela y Chile caen bajo el poder realista. En 1816, el sistema revolucionario rioplatense supera una etapa crítica, se reafirman los vínculos entre el interior y Buenos Aires, pero se mantienen las tensiones con el litoral. Para disminuir la tensión, se elige a la provincia de Tucumán para llevar a cabo el Congreso que declara la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica. Potosí, Cochabamba y Charcas, que hoy pertenecen a Bolivia, son algunas de las regiones que declaran la independencia. Sin embargo, algunas provincias que hoy son argentinas, como Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos, no concurren al Congreso de Tucumán.

La Guerra Civil y el Surgimiento de los Caudillos

El nuevo país independiente enfrenta dos grandes desafíos: el conflicto con los realistas y la guerra civil entre Buenos Aires y el litoral, liderado por Artigas. El nuevo Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, reafirma el gobierno centralista y apoya al General José de San Martín, quien inicia su campaña a través de los Andes para liberar Chile y Perú. San Martín contribuye a la caída del poderío español en América del Sur, pero en las Provincias Unidas, el alto costo de la guerra debilita al gobierno central, que delega en figuras destacadas de cada provincia la capacidad de reclutar hombres y recursos para la lucha. El sistema revolucionario vuelve a entrar en crisis y se disuelve en 1820.

La Fragmentación del Territorio

En 1820, el Virreinato del Río de la Plata, que abarca el actual territorio argentino, está dividido en tres intendencias: Salta del Tucumán, Córdoba del Tucumán y Buenos Aires. Los gobiernos revolucionarios subdividen esas intendencias coloniales, separando a Cuyo de Córdoba, Tucumán de Salta y el litoral artiguista de Buenos Aires. Con el derrumbe del poder central en 1820, las únicas organizaciones políticas que se mantienen son las ciudades y las zonas rurales que las rodean, es decir, las provincias. Se intenta crear jurisdicciones más grandes, como la República de Entre Ríos y la República de Tucumán, pero pronto fracasan. Quedan entonces 13 provincias, a las que más tarde se agregará Jujuy. Cada una de ellas posee autoridades propias, muchas sancionan una constitución provincial y en algunas surgen líderes locales que se convierten en caudillos.

El Auge de Buenos Aires

Salta, Tucumán, Entre Ríos, Santa Fe y la Banda Oriental han sufrido la devastación de la guerra. Buenos Aires, en cambio, con pocas acciones militares en su territorio, exporta grandes cantidades de cueros y tasajo. Su aduana le permite aumentar su poder sobre las demás provincias y volcar sus recursos contra los indígenas. En pocos años, duplica su territorio hacia el sur. En el interior, el fin de la guerra reactiva los circuitos comerciales, con Cuyo con Chile, el norte con la nueva República de Bolivia, mientras que el litoral y Córdoba se vuelcan a la producción de cueros para el mercado Atlántico. Las nuevas tendencias comerciales, lejos de contribuir a la unidad, fortalecen las divisiones.

El Congreso Constituyente de 1824

A mediados de la década de 1820, las provincias se reúnen en un Congreso Constituyente para volver a crear una unión y sancionar una constitución. El intento fracasa al enfrentarse a dos grandes problemas: la guerra con Brasil, desencadenada cuando la Banda Oriental, apoyada por las Provincias Unidas, se levanta contra la dominación brasileña, y la profunda división en el ideal de estado. Los rioplatenses obtienen importantes victorias militares, pero los brasileños bloquean el puerto de Buenos Aires, principal fuente de ingresos de las Provincias Unidas. Con la mediación de Inglaterra, se resuelve el conflicto y nace un nuevo país independiente, la República Oriental del Uruguay, que se separa de las Provincias Unidas.

Unitarios y Federales

El Congreso Constituyente se enfrenta a una profunda división en el ideal de estado. Dos corrientes surgen de este enfrentamiento: los unitarios, quienes sostienen que el gobierno central creado durante la Revolución es el fundamento de la soberanía nacional, y los federales, quienes defienden la soberanía de cada provincia. Aunque el grueso del interior es federal y los principales unitarios son porteños, hay muchos federales porteños y varios unitarios en las provincias. En la Constitución formulada por el Congreso de 1826, que nunca entra en vigencia, se denomina por primera vez al nuevo país como República Argentina.

La Guerra Civil de 1820

Con la disolución del Congreso Constituyente y el regreso del ejército de la guerra contra Brasil, que toma partido por los unitarios, se desata una guerra civil en el litoral. El intento unitario de hacerse del poder fracasa. Al poco tiempo, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes se afianzan como provincias federales. El resto de las provincias se aglutina en la unitaria Liga del Interior, conducida desde Córdoba por el General José María Paz. La contienda se resuelve a favor de los federales, y a comienzos de la década de 1830, las 14 provincias suscriben el Pacto Federal.

El Gobierno de Juan Manuel de Rosas

Aunque legalmente las provincias son iguales entre sí, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, ha firmado en el poder desde 1835 y logra imponer su orden sobre el resto de la confederación. Por medio de la diplomacia o de la fuerza, obtiene gobernadores adeptos en todas las provincias, afianzando su poder a través de un único partido federal. Esta política le genera grandes enemigos: la provincia de Corrientes, que lucha varias veces contra él, los antiguos unitarios, un grupo de federales antirrosistas y un puñado de intelectuales conocidos como la Generación del 37. Todos se oponen fuertemente al gobernador porteño.

La Guerra contra la Triple Alianza

Rosas interviene en las luchas internas de la República Oriental del Uruguay, apoyando a los blancos que se enfrentan a los colorados. Los franceses aprovechan estos conflictos y bloquean el puerto de Buenos Aires entre 1838 y 1840, y entre 1845 y 1847, esta vez junto a los ingleses. Rosas supera los conflictos y logra el reconocimiento internacional de una zona política autónoma en América del Sur. Es su momento de apogeo. Sin embargo, uno de sus aliados más importantes, el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, se levanta en su contra, ya que Rosas impide la libre navegación de los ríos, lo que perjudica a las provincias del litoral que no pueden competir con las exportaciones porteñas. Urquiza es apoyado por Corrientes, los opositores emigrados, los colorados uruguayos y Brasil. Este conflicto se resuelve con la victoria de la alianza antirrosista en la Batalla de Caseros en 1852. Rosas se exilia en Inglaterra, donde residirá hasta su muerte.

La Constitución Nacional de 1853

Con el fin del rosismo, comienza una nueva etapa en la confederación. La mayoría de las provincias acepta renunciar a su soberanía en favor de constituir una nación. En Buenos Aires, llegan al poder los antiguos antirrosistas, ahora nucleados en el Partido Liberal, que se opone al modelo de país de Justo José de Urquiza, a quien ven como un nuevo Rosas. El conflicto termina con la separación de Buenos Aires de la confederación Argentina. Urquiza es elegido presidente de la confederación, y la nueva capital pasa a ser Paraná. Un año después, en 1853, se sanciona en Santa Fe la Constitución Nacional.

La Guerra por la Unión Nacional

Buenos Aires no acuerda con una unión en la que no tenga privilegios ni tampoco con entregar los beneficios de su rica aduana. Durante los 8 años en que permanece separada de la confederación, Buenos Aires prospera gracias al aumento en sus exportaciones de lana y cuero. En cambio, la confederación enfrenta grandes problemas económicos, y muchos de sus dirigentes creen que no existe futuro sin Buenos Aires. La tensión va creciendo, y en 1859 se desata la guerra. Las tropas de Urquiza triunfan en la Batalla de Cepeda, se firma un tratado de paz y se vuelve a incorporar a Buenos Aires a la confederación Argentina. Sin embargo, los enfrentamientos continúan, y en 1861 se libra la Batalla de Pavón, en la que los porteños salen vencedores. Su líder, Bartolomé Mitre, es elegido presidente.

La Consolidación del Estado Nacional

Aunque las 14 provincias se rigen por la Constitución Nacional y una autoridad central, Mitre pretende un estado con predominio de Buenos Aires. En 1865, el gobierno de Mitre firma el Tratado de la Triple Alianza con Brasil y la República Oriental del Uruguay contra Paraguay. Juntos, desatan una guerra larga que en Argentina es impopular y resistida. La guerra concluye con la destrucción socioeconómica de Paraguay, que pierde a la mayor parte de su población masculina. Brasil y Argentina se apoderan de una parte del antiguo territorio paraguayo. Durante el conflicto, se forma un ejército que por primera vez depende fuertemente de las autoridades nacionales y no de las distintas provincias.

El Mapa de Argentina

Bajo las presidencias de Sarmiento y Nicolás Avellaneda, el estado nacional afianza su poder sobre los particularismos provinciales, apoyado en un vertiginoso desarrollo económico. Aparecen el alambrado de los campos, el ferrocarril y los inmigrantes europeos, que solucionan la escasez de mano de obra. En 1880, la ciudad de Buenos Aires pasa a ser la capital federal de la República Argentina, y en 1882 se funda una nueva capital para la provincia de Buenos Aires, que será llamada La Plata. Entregar la capital a la nación le otorga más poder al presidente y debilita a la provincia más poderosa. En 1884, el ejército se apodera sangrientamente de los territorios aborígenes del Chaco. Esta región y la Patagonia, conquistada por Roca, pasan a ser territorios nacionales dependientes del gobierno central.

El Estado Nacional Consolidado

En la década de 1880, con el mapa argentino casi idéntico al que conocemos hoy, la existencia de un poder central consolidado, una sola moneda y un solo ejército nacional, se cierra el conflictivo y complejo proceso de construcción del estado argentino. Sin embargo, otros procesos se abren y continúan. Los habitantes de ese estado van a afrontar la conformación de una nueva sociedad, la aparición de un nuevo sistema político y la afirmación de una economía capitalista, que provocarán conflictos, luchas de intereses, acuerdos y distintas alternativas que llenarán la historia Argentina del siglo XX.

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