Breve Resumen
El Cantar de los Cantares es una exaltación poética del amor entre una mujer y su amado, tradicionalmente asociado con Salomón. El texto celebra la belleza física, el deseo mutuo y la alegría del amor conyugal. A través de metáforas y simbolismos, se describe la intensidad de su relación y la anticipación del encuentro amoroso.
- Exaltación del amor conyugal y la belleza física.
- Uso de metáforas y simbolismos para describir la intensidad del amor.
- Anticipación y alegría del encuentro amoroso.
Capítulo 1
El Cantar de los Cantares comienza con la amada expresando su deseo por los besos de su amado, comparando su amor con el vino. Ella alaba la fragancia de su perfume y su nombre, atrayendo el amor de las jóvenes. La amada se describe a sí misma como morena pero hermosa, y explica que el sol ha bronceado su piel debido al trabajo en los viñedos de sus hermanos. Pregunta a su amado dónde apacienta su rebaño al mediodía para evitar parecer una prostituta entre sus amigos. Él le responde que siga las huellas de su rebaño y apaciente sus cabritos cerca de las carpas de los pastores. El amado elogia la belleza de su amada, comparándola con una yegua entre los sementales del faraón, y admira sus mejillas y cuello adornados. Ella corresponde describiendo a su amado descansando en su sofá, encantado por su perfume.
Capítulo 2
La amada se describe a sí misma como un azafrán de primavera y un lirio del valle. El amado la compara con un lirio entre los cardos y se deleita con su sombra y frutos. Ella describe cómo él la escolta a la sala de banquetes y muestra su amor. La amada pide ser fortalecida con pasteles de pasas y refrescada con manzanas, pues desfallece de amor. Describe el abrazo de su amado y pide a las mujeres de Jerusalén que no despierten el amor hasta que llegue el momento apropiado. La amada anuncia la llegada de su amado, saltando por las montañas y colinas. Él se asoma por la ventana y la invita a levantarse y venir con él, pues el invierno ha terminado y las flores están brotando. El amado la llama "mi paloma" y le pide que le muestre su rostro y le deje oír su voz, pues es agradable y hermosa. La amada declara que su amado es suyo y ella es suya, y él apacienta entre los lirios. Antes de que lleguen las brisas del amanecer, ella le pide que regrese como una gacela sobre los montes.
Capítulo 3
La amada busca a su amado por la noche en la ciudad, pero no lo encuentra. Los guardias la detienen y ella les pregunta si han visto a su amado. Después de alejarse de ellos, lo encuentra, lo abraza con fuerza y lo lleva a la casa de su madre. Pide a las mujeres de Jerusalén que no despierten el amor hasta que llegue el momento apropiado. Se describe la llegada majestuosa de alguien desde el desierto, perfumado con mirra e incienso, en el carruaje de Salomón, rodeado de 70 héroes. El carruaje está hecho con madera del Líbano, plata y oro, con cojines de púrpura. Se invita a las jóvenes de Jerusalén a ver al rey Salomón con la corona que su madre le regaló el día de su boda.
Capítulo 4
El amado elogia la belleza de su amada, comparando sus ojos con palomas detrás del velo y su cabello con un rebaño de cabras. Sus dientes son blancos como ovejas recién esquiladas y su sonrisa es perfecta. Sus labios son como una cinta escarlata y sus mejillas como granadas color rosa. Su cuello es como la torre de David, adornado con escudos, y sus pechos como cervatillos mellizos. Antes de que lleguen las brisas del amanecer, él correrá a la montaña de mirra y al cerro del incienso. Declara que ella es hermosa en todo sentido y la invita a venir con él desde el Líbano, descendiendo del monte Amana. Él confiesa que ella ha cautivado su corazón con una sola mirada y una joya de su collar. Su amor es mejor que el vino y su perfume más fragante que las especias. Sus labios son dulces como el néctar y sus vestidos perfumados como los cedros del Líbano. La describe como su jardín privado, un manantial apartado y una fuente escondida, con un paraíso de granadas y especias exóticas. Él la invita a despertar, viento del norte y del sur, para que su jardín esparza su fragancia.
Capítulo 5
El amado entra en su jardín y recoge mirra entre sus especias, disfrutando del panal con su miel y bebiendo vino con su leche. La amada relata que estaba durmiendo, pero su corazón estaba atento cuando oyó a su amado tocar la puerta, pidiéndole que le abriera. Ella se niega, diciendo que ya se ha quitado el vestido y lavado los pies. Su amado trata de abrir el cerrojo y su corazón se estremece. Cuando finalmente le abre la puerta, él ya se ha ido. Ella lo busca, pero no lo encuentra. Los guardias la golpean y le quitan el velo. Pide a las mujeres de Jerusalén que le digan a su amado que desfallece de amor. Las mujeres preguntan qué hace a su amado tan especial. Ella describe a su amado como trigueño y deslumbrante, el mejor entre 10,000, con cabeza de oro fino, cabello negro como el cuervo, ojos brillantes como palomas junto a manantiales, mejillas como jardines de especias, labios como lirios perfumados con mirra, brazos como barras de oro adornados con berilo, cuerpo como marfil reluciente de lapislázuli, piernas como columnas de mármol sobre bases de oro puro, porte majestuoso como los cedros del Líbano, y boca llena de dulzura.
Capítulo 6
Las mujeres preguntan a dónde se ha ido su amado para poder ayudarla a encontrarlo. Ella responde que su amado ha bajado a su jardín para pasear por los lechos de especias y juntar lirios. Declara que ella es de su amado y su amado es suyo, y él apacienta entre los lirios. El amado elogia la belleza de su amada, comparándola con la ciudad de Tirsa y Jerusalén, majestuosa como un ejército con estandartes. Le pide que aparte sus ojos de él porque lo dominan. Su cabello cae en ondas como un rebaño de cabras y sus mejillas son como granadas de color rosado. Aún entre 60 reinas y 80 concubinas, él elegiría a su paloma, su mujer perfecta, la favorita de su madre. Las jóvenes la alaban y las reinas y concubinas le entonan alabanzas. Se preguntan quién es esa que se levanta como la aurora, hermosa como la luna y resplandeciente como el sol. La amada baja a la arboleda de nogales para ver los nuevos brotes primaverales y si las granadas están florecidas. Antes de darse cuenta, sus fuertes deseos la habían llevado a la carroza de un hombre noble.
Capítulo 7
Se alaba la belleza de los pies de la amada con sandalias. Las curvas de sus muslos son como joyas, obra de un artesano. Su ombligo tiene la forma perfecta, como una copa llena de vino mezclado. Entre sus muslos hay un manojo de trigo rodeado de lirios. Sus pechos son como cervatillos mellizos y su cuello como una torre de marfil. Sus ojos son como los manantiales cristalinos de Hesbón y su nariz como la torre del Líbano con vista a Damasco. Su cabeza es majestuosa como el monte Carmelo y el brillo de sus cabellos irradia realeza. El rey quedó cautivado con sus rizos. El amado declara que ella es hermosa, encantadora y llena de delicias, esbelta como una palmera con pechos como racimos de su fruto. Él desea trepar a la palmera y tomar su fruto, que sus pechos sean como racimos de uvas y su aliento como la fragancia de manzanas. Sus besos son tan apasionantes como el mejor de los vinos, que fluye suavemente sobre los labios y los dientes. La amada declara que ella es de su amado y él la declara como suya. Ella lo invita a salir a las praderas y pasar la noche entre las flores silvestres, levantarse temprano y visitar los viñedos para ver si brotaron las vides y si las granadas están en flor. Allí le dará su amor. Las mandrágoras dan su aroma y los mejores frutos están a su puerta, deleites nuevos y antiguos que ha guardado para su amado.
Capítulo 8
La amada desea que su amado fuera su hermano para poder besarlo sin temor a ser criticada. Lo llevaría al hogar de su infancia y allí él le enseñaría. Le daría a beber vino con especias y dulce vino de granada. Su brazo izquierdo estaría bajo su cabeza y su brazo derecho la abrazaría. Pide a las mujeres de Jerusalén que no despierten el amor hasta que llegue el momento apropiado. Se pregunta quién viene desde el desierto, recostada sobre su amante. Él despertó sus deseos bajo el manzano, donde su madre la dio a luz. Ella pide ser como un sello sobre su corazón y sobre su brazo, pues el amor es tan fuerte como la muerte y sus celos tan duraderos como la tumba. El amor destella como el fuego con la llama más intensa. Las muchas aguas no pueden apagar el amor ni los ríos pueden ahogarlo. Si un hombre tratara de comprar amor con toda su fortuna, su oferta sería rechazada. Se menciona a una hermanita demasiado joven para tener pechos y se preguntan qué harán con ella si alguien pide casarse con ella. Si es virgen como un muro, la protegerán con una torre de plata, pero si es promiscua como una puerta, la protegerán con una barra de cedro. La amada era virgen como un muro, pero ahora sus pechos son como torres. Cuando su amante la mira, se deleita con lo que ve. Salomón tiene un viñedo en Baal-hamón y lo renta a arrendatarios, cada uno de los cuales paga mil monedas de plata por cosechar la fruta. Sin embargo, ella es la dueña de su viñedo y decide a quién dárselo. Salomón no tiene que pagar mil monedas de plata, pero ayudará con 200 monedas a quienes cuiden de sus vidas. La amada, que se entretiene en los jardines, permite que sus compañeros oigan su voz y pide que la dejen oírla también. Ella invita a su amado a venir con ella y ser como una gacela sobre los montes de especias.
