¿Cómo funciona la desinformación? | Entrevista con Ramón Salaverría, coordinador de Iberifier

¿Cómo funciona la desinformación? | Entrevista con Ramón Salaverría, coordinador de Iberifier

Breve Resumen

Este video de la Fundación Hermes presenta una entrevista con Ramón Salaberría, catedrático de periodismo y coordinador de Iverifier, donde se discute la desinformación, sus objetivos y cómo la ciudadanía puede defenderse. Se destaca la importancia de la responsabilidad individual, el consumo responsable de información y la necesidad de que las plataformas digitales asuman su papel como intermediarios para garantizar la veracidad de los contenidos.

  • La desinformación es lo contrario de la información, refiriéndose a la falsedad deliberada.
  • La responsabilidad individual y el consumo responsable de información son cruciales para combatir la desinformación.
  • Las redes sociales deben asumir su responsabilidad como intermediarios y priorizar la veracidad sobre la interacción.

¿Qué es la desinformación?

Ramón Salaberría define la desinformación como lo opuesto a la información, específicamente refiriéndose a la falsedad deliberada. En un contexto global, la dificultad para diferenciar noticias fiables de la desinformación es un fenómeno generalizado, presente tanto en democracias occidentales como en regímenes autoritarios. Se mencionan técnicas de propaganda utilizadas desde los regímenes totalitarios del siglo XX, que combinan elementos de veracidad con una fuerte carga emocional para manipular al público.

El papel de las emociones en la desinformación

La desinformación busca provocar una reacción emocional en el público, aprovechándose de los resortes psicológicos de las personas. La rabia y el enfado son emociones que se explotan en redes sociales para aumentar la interacción. Al provocar a las personas con ciertos elementos, se incita a la indignación y a la rápida difusión de la información, contribuyendo a la diseminación de la desinformación.

¿Quién debe verificar la información?

Salaberría apela a la responsabilidad individual de cada ciudadano para consumir información de fuentes creíbles y comportarse de manera responsable con la información. Además, señala que los intermediarios, como las redes sociales y los medios de comunicación, deben aplicar filtros para garantizar que los contenidos que circulan no sean falsos o perjudiciales. Aunque las redes sociales rechacen ser consideradas medios de comunicación, su papel como intermediarios es innegable y cada vez mayor.

El paradigma de la interacción vs. la veracidad

Para las grandes redes sociales, el paradigma principal no es la veracidad, sino la interacción. Un contenido se considera bueno si se comparte mucho, independientemente de su veracidad. Esto contrasta con los medios periodísticos, que buscan el mayor alcance posible, pero siempre bajo la premisa de que la información que transmiten es cierta y comprobada. Europa exige a las grandes plataformas digitales que asuman su responsabilidad como intermediarios.

Recomendaciones para la ciudadanía

Salaberría recomienda a la ciudadanía seleccionar bien las fuentes de información y practicar un consumo responsable, evitando el uso excesivo de plataformas que buscan principalmente la interacción. Es crucial desarrollar hábitos de consumo controlado de la información y, ante la duda sobre la veracidad de una información, no compartirla. La responsabilidad individual es fundamental para combatir la desinformación.

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