Breve Resumen
El video explora los orígenes de Jehová, comparándolo con el dios ugarítico Baal Hadad. Se examinan paralelismos entre ambos en la mitología y textos antiguos, sugiriendo que Jehová podría haber evolucionado de Baal o haber sido influenciado por él. Además, se analiza el texto de Deuteronomio 32:8-9, contrastando diferentes traducciones para revelar cómo la figura de Jehová se relaciona con el panteón de los dioses y su asignación de pueblos. Finalmente, se plantea la hipótesis de que Jehová pudo haber surgido como un dios metalúrgico en el sur de Canaán, adoptado por los hebreos y elevado a la deidad nacional de Israel.
- Se comparan los atributos y roles de Baal Hadad y Jehová, encontrando similitudes sorprendentes.
- Se analiza el texto de Deuteronomio 32:8-9 en diferentes versiones para entender la relación de Jehová con otros dioses.
- Se propone un origen metalúrgico para Jehová en el sur de Canaán, antes de ser adoptado por los israelitas.
Baal Hadad: El Origen Ugarítico de un Dios de Tormenta
El video introduce a Baal Hadad, una deidad importante en la mitología cananea y ugarítica, como un dios guerrero asociado con las tormentas y los vientos. Se describe a Baal como hijo de El o Dagán, cuyas armas son los rayos y su morada las nubes. Baal lucha contra Yam, el dios de las aguas primordiales, y usa su cuerpo para crear el firmamento y dividir los mares. También derrota a un dragón de múltiples cabezas y al Leviatán. Baal está casado con su hermana Anat y es representado por el toro, luchando por su pueblo de Canaán. En los textos ugaríticos, se le llama Baal el Todopoderoso, y eventualmente suplanta a El como líder del panteón cananeo.
Paralelismos Asombrosos: Jehová y Baal Hadad
Se exploran los paralelismos entre Jehová y Baal Hadad, destacando que Jehová es descrito en la Biblia con características similares a Baal. Jehová es conocido como el hijo de El, asociado con vientos y tormentas, y sus armas son el rayo. Vive en las nubes, monta sobre ellas para impartir justicia, y derrota monstruos marinos como Rahab, dragones de múltiples cabezas y el Leviatán. Divide los mares para crear un firmamento. Al igual que Baal, Jehová suplanta a otros dioses para convertirse en el dios supremo, pelea por su pueblo Israel, está casado con su hermana Anat (según los papiros de Elefantina), tiene enemistad con las serpientes, es representado por toros y se le conoce como el Todopoderoso. A diferencia de Marduk, cuya identidad fue robada por los judíos para dársela a Jehová, Baal es un dios de la misma gente que Jehová, compartiendo orígenes y atributos.
Deuteronomio 32:8-9: Un Texto Clave y sus Variantes
Se analiza el texto de Deuteronomio 32:8-9, que describe cómo el Altísimo dividió las naciones y asignó límites según el número de los hijos de Israel, reservando a Jacob como la porción de Jehová. Se señala una inconsistencia, ya que las naciones de los hijos de Noé son 70, mientras que Israel solo tuvo 12 hijos. Se comparan diferentes traducciones del texto, incluyendo los textos masoréticos, el Pentateuco Samaritano y la Biblia Septuaginta, pero se destaca la versión de los Rollos del Mar Muerto como la más antigua y reveladora. Esta versión indica que el Dios más alto (El Elyon) dividió las naciones según el número de los hijos de Dios (70), reservando a Israel para Yahvé.
Orígenes Geográficos y Metalúrgicos de Jehová
Se investiga el origen geográfico de Jehová, citando Deuteronomio 33:2, Jueces 5:4 y Habacuc 3:3, que sitúan su origen en Sinaí, Seir y Temán, al sur de Canaán, en la tierra de Edom. Se menciona que los quenitas, una tribu conocida por su trabajo metalúrgico, adoraban a Jehová antes que Israel existiera. Se establece una conexión entre el culto hebreo de Jehová y la metalurgia, como se evidencia en la serpiente de bronce y el becerro de oro. Se concluye que Jehová pudo haber comenzado como un dios metalúrgico en el sur de Canaán, adoptado por los hebreos y elevado a la deidad nacional de Israel, similar a cómo Baal Hadad era el dios nacional de Ugarit. La cercanía geográfica y cultural entre los pueblos del norte y del sur facilitó el intercambio de deidades, explicando los paralelismos entre Jehová y Baal.
