Breve Resumen
Este video explora la naturaleza del pecado desde una perspectiva teológica adventista, abordando su definición, implicaciones y cómo se relaciona con la salvación y la condición humana. Se examinan términos bíblicos clave, se analiza la postura de Elena G. de White y se reflexiona sobre la lucha interna contra el pecado.
- El pecado no es solo un acto, sino también un estado de rebelión y una condición caída.
- La comprensión del pecado es crucial para entender la salvación y la necesidad de un Redentor.
- La erradicación del pecado implica tanto el perdón de las acciones como la transformación de la naturaleza humana.
Introducción
Héctor Delgado presenta una serie de estudios sobre la doctrina del pecado, comenzando con la naturaleza del pecado. Invita a la suscripción al canal y agradece a quienes ya lo hacen, destacando la importancia del tema para la teología de la Última Generación dentro del adventismo. Se pide respeto en los comentarios, priorizando el crecimiento espiritual sobre la popularidad del video.
La Desaparición del Pecado
Se discute la importancia de comprender la doctrina del pecado, señalando que incluso los ateos pueden reconocer su presencia. Se menciona al psiquiatra Karl Menninger, quien lamentó la desaparición del pecado como culpa moral en la sociedad occidental, argumentando que su recuperación es necesaria para revertir el deterioro social.
Premisas Importantes
Se subraya que la doctrina del pecado está interconectada con otras doctrinas bíblicas fundamentales, como la naturaleza de Dios, la comprensión de la humanidad y la doctrina de la salvación. Se enfatiza que la definición del pecado debe basarse en las Escrituras y en la naturaleza de Dios. Una mala comprensión del pecado puede llevar a una comprensión errónea de la salvación.
El Pecado como Elección vs. Estado
Se aborda la teología de la Última Generación, que insiste en que el pecado es una elección y no un estado. Se cita a Dennis Priebe, quien define el pecado como escoger separarse de Dios. Sin embargo, se señala una contradicción en el mismo autor, quien reconoce que la caída produjo un cambio en la naturaleza de Adán, deformándola y torciéndola. Se argumenta que esta deformación inhabilita a Adán para elegir lo correcto y lo predispone a lo malo.
Inclinación al Mal y Naturaleza Humana
Se reflexiona sobre si la inclinación al mal revela un cambio de estado en la naturaleza humana. Se compara la condición de Adán antes y después de la caída, señalando que antes no tenía inclinación al mal. Se plantea la pregunta de cómo categorizar a un ser humano al nacer, si ya viene con una naturaleza humana deformada y una inclinación hacia lo malo. Se concluye que nuestra naturaleza se encuentra en un estado caído, de esclavitud y degeneración.
El Término "Pecador"
Se argumenta que el término "pecador" define adecuadamente nuestra condición delante de Dios desde el nacimiento. Se distingue entre convertirse en pecador al pecar (como Adán) y nacer con una naturaleza pecaminosa. Se afirma que el término "pecador" ilustra la naturaleza del ser que nace en un estado caído, con una naturaleza humana pecaminosa.
Términos Bíblicos para Pecado
Se examinan términos hebreos y griegos para pecado, como "jatá" (errar en el blanco), "avá" (torcer, desviarse), "peshá" (rebelión), "hamartía" (acción de errar el blanco), "parábasis" (transgresión) y "anomía" (carencia de ley). Se destaca que una sola palabra no puede definir el pecado, ya que es algo complejo. Se enfatiza que el pecado no solo tiene que ver con cosas externas, sino también con nuestra condición interior.
Anomía y la Ley
Se aborda el término "anomía" (carencia de ley) en 1 Juan 3:4, que algunos toman como la única definición de pecado. Se argumenta que "anomía" denota un estado general de hostilidad contra Dios. Se citan ejemplos bíblicos que muestran que el pecado no es solo un acto, sino también un problema interior.
Elena G. de White y la Definición de Pecado
Se analiza la comprensión de Elena G. de White sobre el pecado, especialmente su declaración de que "el pecado es la transgresión de la ley" (1 Juan 3:4) es la "única definición" dada en las Escrituras. Se argumenta que esta declaración no debe aislarse del resto de sus escritos y de la evidencia bíblica. Se presenta una cita completa de El Conflicto de los Siglos, donde Elena G. de White añade que la transgresión de la ley es "la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor".
Romanos 7 y el Principio en Pugna
Se recurre a Romanos 7 para ilustrar la idea de un principio en pugna morando en nosotros. Se describe la lucha interna entre el querer hacer el bien y el hacer el mal, atribuyéndola a la presencia del pecado en nuestros miembros. Se argumenta que Elena G. de White, al hablar de la transgresión de la ley como una manifestación exterior, está en armonía con la perspectiva paulina de un principio en pugna interior.
Necesidad de un Salvador
Se concluye que, si tenemos ese principio morando dentro de nosotros, estamos perdidos y necesitamos un Salvador. Se afirma que, por nacer en esa condición, estamos inhabilitados y que "pecador" es un término adecuado para definirnos. Se argumenta que Dios debe salvarnos tanto de nuestras transgresiones como de nuestra condición como seres humanos.
El Corazón y el Árbol Malo
Se recurre a Mateo 15:19 y 7:17-20 para ilustrar que el pecado no solo tiene que ver con un problema externo, sino también con el corazón. Se argumenta que, si el corazón es malo, pero por temor al castigo no hacemos nada incorrecto, no estamos listos para la salvación. Se enfatiza que Dios tendrá que cambiar ese corazón para que produzca buenos frutos. Se concluye que Cristo nos salva del pecado como actos incorrectos, pero también nos salvará de la presencia del pecado en nuestra naturaleza.
Caín y Abel
Se utiliza el ejemplo de Caín y Abel para ilustrar que el acto incorrecto de Caín (matar a su hermano) es una evidencia de que él es un árbol malo. Se argumenta que, cuando una persona que es árbol malo produce actos de justicia, es porque Dios ha transformado su naturaleza. Sin embargo, el pecado como presencia sigue presente en ese cuerpo, y Dios tendrá que erradicar esa presencia de pecado en su vida.
El Pecado como Poder Dominante
Se examina cómo Pablo define el pecado, señalando que lo presenta como un poder que domina (Romanos 5:12). Se argumenta que el pecado de Adán produjo una reacción en cadena que afectó la naturaleza en general. Se concluye que, debido al pecado de Adán, podemos estar hundidos en un estado de esclavitud y perdidos, necesitados de redención, sin haber cometido una elección pecaminosa.
La Creación y la Liberación
Se recurre a Romanos 8:19-23 para ilustrar que la creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción. Se argumenta que este pasaje ha sido malinterpretado por los proponentes de la teología de la Última Generación. Se concluye que seguir insistiendo en que el pecado solamente tiene que ver con una elección es un disparate teológico.
La Imagen de Dios y la Naturaleza Humana
Se recurre a Génesis 5:3 y Efesios 2:1-3 para ilustrar que la humanidad porta la imagen de Dios cuando es creada, pero que después de la caída, nacemos a la imagen de Adán caído. Se argumenta que todo ser humano que nace en este mundo por naturaleza es hijo de ira.
La Erradicación del Pecado
Se argumenta que el pecado como ley o principio de rebelión será erradicado de nosotros. Se recurre a 1 Corintios 15:50-56 para ilustrar que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios. Se concluye que la ley del pecado se elimina no con la implantación de una nueva naturaleza, sino con la erradicación de esa ley o principio en la glorificación.
El Pecado Original y la Culpa
Se aborda la acusación de que este entendimiento del pecado no es más que la doctrina herética del pecado original de San Agustín. Se argumenta que la doctrina del pecado original contempla la culpa, la condenación, la alienación y la debilidad. Se enfatiza que la culpa envuelve una elección y una responsabilidad personal, y que no podemos asimilarla como parte del pecado hasta que no hay un conocimiento claro y voluntario y se toma una decisión con conocimiento de rechazar la propuesta divina.
Conclusión
Se concluye que entender la doctrina del pecado es fundamental para comprender adecuadamente la doctrina de la salvación y la naturaleza del ser divino. Se reitera que el pecado abarca también nuestra condición caída. Se enfatiza que Dios va a eliminar el pecado no solo como acciones incorrectas, sino también como presencia. Se cita El Conflicto de los Siglos para ilustrar que el pecado será erradicado y los redimidos podrán vivir libres no solo de malas acciones, sino también de la presencia del pecado en su vida.