Breve resumen
Este módulo explora el concepto de masculinidad y su relevancia en el contexto de la Ley Micaela y la erradicación de la violencia de género. Se distingue entre masculinidad en singular (como dispositivo de poder) y masculinidades en plural (diversas formas de ser varón). Se examinan los mandatos tradicionales de la masculinidad, cómo estos han evolucionado históricamente y cómo influyen en las relaciones de desigualdad de género.
- La masculinidad hegemónica se presenta como un conjunto de mandatos que los varones heterosexuales deben cumplir para ser reconocidos socialmente.
- Se analizan los obstáculos que impiden a los varones relacionarse con el feminismo, como la invisibilidad de la masculinidad como construcción social y la homosocialidad masculina.
- Se destaca cómo los mandatos de masculinidad pueden ser un factor de riesgo, llevando a la violencia contra mujeres y personas LGBTQ+, así como a la violencia entre varones y hacia sí mismos.
Introducción
El módulo 2 se enfoca en la masculinidad, abordando su concepto y utilidad en el marco de la Ley Micaela, con el objetivo de integrar la perspectiva de género y erradicar la violencia por razones de género. Aunque el concepto tiene más de 30 años, en los últimos años ha ganado relevancia en talleres y espacios educativos. El propósito es analizar las relaciones de desigualdad de género y poder, más allá de las identidades individuales, destacando la masculinidad como un dispositivo de poder.
Masculinidad en singular vs. Masculinidades en plural
Se distingue entre masculinidad en singular, vinculada al dispositivo de poder y la masculinidad hegemónica, y masculinidades en plural, que representan diversas formas de ser varón. La masculinidad en singular se refiere a un conjunto de mandatos y guiones que forman parte de una estructura de relaciones de género y sexuales, construyendo jerarquías y desigualdades, dirigida principalmente a varones cisgénero heterosexuales. Las masculinidades en plural abarcan otras formas de habitar y experimentar la masculinidad, que no se ajustan a los mandatos tradicionales.
Mandatos de la masculinidad hegemónica
La masculinidad hegemónica se define como un conjunto de mandatos que, al ser asumidos exitosamente por varones heterosexuales, cumplen con las normas sociales. Estos mandatos incluyen identificarse con el sexo asignado al nacer y tener un deseo heterosexual. A lo largo del tiempo, estos mandatos han evolucionado, pero la masculinidad como dispositivo de poder se analiza históricamente, relacionalmente y contextualmente, para iluminar las relaciones de desigualdad.
Masculinidad tradicional y hegemónica
Inicialmente, la masculinidad tradicional se definía por el modelo de las tres "P": preñar, proveer y proteger. Aunque estos mandatos han cambiado, las relaciones de desigualdad de poder persisten. El concepto de masculinidad hegemónica, desarrollado por Raewyn Connell, busca analizar la masculinidad en relación con la historia y las relaciones sociales, diferenciándose de otros conceptos y negando lo femenino. Para cumplir con estos mandatos, los varones deben demostrar constantemente que no son mujeres ni homosexuales, evitando cualquier feminización.
El poder y la relación con el feminismo
El análisis del poder en la masculinidad permite examinar la relación de los varones con el feminismo, especialmente en el contexto de la Ley Micaela y las políticas de género. La presencia de los feminismos y la diversidad sexual en diversos ámbitos ha generado la pregunta sobre el rol de los varones frente a estos movimientos. Para abordar las relaciones de desigualdad, es crucial desarticular la relación entre varones heterosexuales y el feminismo.
Obstáculos en la relación varones-feminismo
Dos obstáculos principales dificultan la relación entre varones y feminismo. Primero, la masculinidad como dispositivo de poder debe permanecer invisible, sin ser reconocida como una construcción de género. Muchos varones ni siquiera son conscientes de que tienen género. Segundo, la homosocialidad masculina, donde los varones buscan el reconocimiento de otros varones para validar su masculinidad, a través del disciplinamiento y la demostración de impenetrabilidad física, sexual, emocional y psíquica.
Mandatos de masculinidad como factor de riesgo
Los mandatos de masculinidad pueden ser un factor de riesgo, ya que para cumplir con ellos, los varones a menudo ponen a otros en situación de vulnerabilidad. Esto se manifiesta en la violencia de género, la discriminación por orientación sexual e identidad de género, y la desigualdad en ámbitos laborales. Además, existen riesgos hacia otros varones, como peleas y disciplinamientos, y hacia sí mismos, debido a la falta de cuidado personal y la negación de la vulnerabilidad.
Riesgos y violencia
Los varones, al tratar de ser reconocidos como tales, ejercen y terminan por hacer vulnerables a otros varones en peleas, en forma de disciplinamiento o en prácticas de riesgo cotidianas. La poca relación que tienen los mandatos de masculinidad con el cuidado hace que los varones no se involucren en tareas de cuidado hacia otras personas y tampoco se cuidan a sí mismos. Muchos conflictos y muertes de varones se deben a suicidios o llegadas tardías a los servicios de salud.
Conclusión: Hacia prácticas de cuidado
No existe un decálogo de cómo deberían ser los varones, sino que es crucial evidenciar las relaciones de desigualdad. El camino es alejarse del riesgo y la violencia, y avanzar hacia prácticas de cuidado. Esto implica involucrar a los varones en políticas de género, disminuir la violencia, entender que la vulneración no debe ser una práctica de identificación y construir pactos sexuales y de género más igualitarios y justos, con menos violencia.

