Resumen Breve
Este video detalla 10 hábitos comunes que pueden aumentar silenciosamente el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV). Contrario a la creencia popular, los ACV a menudo ocurren sin previo aviso, y muchos hábitos diarios aparentemente inofensivos pueden contribuir a este riesgo. El video destaca la importancia de reconocer y modificar estos hábitos para proteger la salud cerebral y prevenir un evento que puede cambiar la vida.
- Estar sentado por largos periodos, comer exceso de sal, y dormir en mala posición afectan la circulación y presión arterial.
- Ignorar la hidratación matutina, consumir aceites vegetales dañinos, y no escuchar las necesidades del cuerpo (como ir al baño) pueden generar inflamación y otros problemas.
- El estrés crónico, no controlar la presión arterial, y la negación del riesgo son factores críticos que pueden llevar a un ACV.
Introducción: El Riesgo Silencioso de los Accidentes Cerebrovasculares
El video introduce la problemática de los accidentes cerebrovasculares (ACV), destacando que ocurren cada dos segundos en el mundo y, a menudo, sin señales de advertencia. Se enfatiza que hábitos diarios considerados inofensivos pueden aumentar el riesgo de sufrir un ACV, y que este riesgo se duplica después de los 55-60 años. El objetivo del video es revelar los 10 peores hábitos que incrementan silenciosamente este riesgo, con especial atención a los tres últimos, que son particularmente peligrosos y a menudo ignorados.
Hábito #10: Estar Sentado Durante Horas
Permanecer sentado durante largos periodos disminuye la circulación sanguínea, lo que puede llevar a la formación de trombos en las piernas y al engrosamiento de la sangre, dañando las arterias. Si estos coágulos se desprenden y obstruyen las arterias del cerebro o cuello, pueden causar un derrame cerebral. Se compara el peligro de estar sentado por muchas horas con fumar 10 cigarrillos al día. Se aconseja levantarse cada 30-40 minutos para estirarse o caminar brevemente, estimulando así la circulación y protegiendo los vasos sanguíneos.
Hábito #9: Consumir Demasiada Sal Sin Darte Cuenta
El consumo excesivo de sal, presente en muchos alimentos procesados como sopas, embutidos y comidas congeladas, aumenta la presión arterial sin que se note, ya que no presenta síntomas iniciales. La hipertensión debilita las paredes de las arterias, haciéndolas más propensas a romperse, obstruirse y formar coágulos, lo que incrementa el riesgo de ACV, infartos e insuficiencia renal. Se recomienda revisar las etiquetas de los alimentos para limitar el consumo diario de sodio a 2,000 mg o menos, y reemplazar los alimentos ultraprocesados por comidas caseras condimentadas con hierbas y especias medicinales.
Hábito #8: Dormir en una Mala Posición
Dormir boca arriba puede ser perjudicial para personas que roncan, son obesas o sufren de apnea del sueño, ya que dificulta el flujo de aire y disminuye los niveles de oxígeno en la sangre, aumentando la presión arterial y favoreciendo la formación de coágulos. Dormir boca abajo altera la alineación de la columna, causando dolor y rigidez, estresando el cuerpo y dificultando el descanso. Se recomienda dormir de lado, con una almohada entre las rodillas, para alinear la columna, abrir las vías aéreas y mejorar la limpieza cerebral nocturna. Si se sospecha de ronquidos fuertes o apnea del sueño, se aconseja realizar una prueba para detectar esta condición.
Hábito #7: No Beber Agua por la Mañana
Al despertar, el cuerpo está deshidratado, y no rehidratarse puede hacer que la sangre permanezca más espesa, aumentando el riesgo de formación de coágulos y presión alta. La sed es un signo tardío de deshidratación, por lo que se recomienda beber un vaso grande de agua en los primeros 30 minutos después de despertarse, incluso antes de consumir café o té, ya que estas bebidas pueden aumentar la diuresis y deshidratar aún más si no se bebe agua previamente.
Hábito #6: Consumir Aceites de Semillas Vegetales
Los aceites refinados de girasol, maíz, canola y soja son perjudiciales, especialmente cuando se calientan, ya que contienen sustancias derivadas del petróleo que aumentan la inflamación y dañan el cuerpo. Estos aceites lesionan el revestimiento interno de los vasos sanguíneos, facilitando la acumulación de placas de grasa y calcio que obstruyen las arterias y aumentan la posibilidad de formación de coágulos. Se aconseja evitar o reducir al máximo el consumo de estos aceites, utilizando en su lugar aceite de aguacate u oliva virgen, mantequilla clarificada o una freidora de aire. También se recomienda evitar los alimentos ultraprocesados, que suelen contener estos aceites y aceite de palma refinado.
Hábito #5: Ignorar las Ganas de Ir al Baño
Aguantarse las ganas de defecar causa estreñimiento crónico, lo que aumenta la liberación de toxinas y daña la barrera intestinal. Esto permite que sustancias tóxicas entren en la sangre, generando un estado de inflamación crónica de bajo grado que afecta todo el cuerpo, incluyendo los vasos sanguíneos y el cerebro, aumentando el riesgo de hipertensión y daño en las paredes de las arterias. Se enfatiza la importancia de escuchar al cuerpo y no postergar las ganas de ir al baño para proteger la salud cerebral.
Hábito #4: Consumir Alimentos que Dañan la Microbiota Intestinal
El consumo de bebidas azucaradas, jugos industriales, pan y harinas refinadas, y productos procesados con colorantes, aditivos, conservantes y edulcorantes artificiales altera el equilibrio de las bacterias buenas del intestino, causando inflamación y alterando la conexión entre el intestino y el cerebro. Esta inflamación se propaga, afectando el sistema inmunológico, dañando los vasos sanguíneos y aumentando el riesgo de enfermedades crónicas. Se recomienda alimentar la microbiota intestinal con frutas con cáscaras, semillas, vegetales con fibras naturales y alimentos fermentados como el yogur natural, el kéfir y la kombucha.
Hábito #3: Dejar que el Estrés Controle tu Vida
El estrés crónico mal administrado desencadena cascadas inflamatorias y químicas en el cuerpo, inundando el organismo con cortisol y adrenalina, que contraen los vasos sanguíneos, elevan el azúcar en sangre y aumentan la presión arterial. Se recomienda practicar descansos mentales, meditación, caminatas cortas o acostarse con las piernas levantadas contra la pared para disminuir los niveles de cortisol y relajar el sistema nervioso. También se sugiere practicar pasatiempos que relajen, como jardinería, yoga, leer o escuchar música. Se advierte que el daño en los vasos sanguíneos puede ocurrir internamente sin que se noten cambios inmediatos.
Hábito #2: Nunca Medirse la Presión Arterial
La hipertensión es conocida como el "asesino silencioso" porque generalmente no presenta síntomas, pero daña las paredes de las arterias día tras día hasta que una de ellas se tapa o se rompe, causando un derrame cerebral. Se recomienda realizar chequeos mensuales de la presión arterial en casa, especialmente después de los 50 años, utilizando un monitor digital y siguiendo las instrucciones adecuadas. Si se observan valores cercanos a 130 sobre 90, se debe consultar con un médico.
Hábito #1: Pensar "A Mí No Me Va a Pasar"
La negación del riesgo es peligrosa, ya que los derrames cerebrales no discriminan. Ignorar el riesgo de derrame cerebral o infarto es como ignorar la luz del motor del coche. Se enfatiza la importancia de ser consciente de los hábitos diarios, el nivel de estrés y las elecciones alimentarias. Se destaca que las enfermedades crónicas como el cáncer, el infarto y el derrame cerebral comienzan con malos hábitos años antes, pero que se tiene el poder de cambiarlos.